Historia

Esta no es solo la historia de un exclusivo lugar, es la de una casa que esconde relatos de indianos, de amor, de guerra y de exilio. El Castell de Ben Viure es también la memoria de más de siete generaciones de una familia.

Organiza eventos en un lugar con historias que contar.

 

Los orígenes

La finca donde se halla el Castell de Ben Viure fue comprada hace dos siglos por los bisabuelos de Dionisia Canadell. A finales del siglo XIX Dinonisia quedó huérfana siendo niña y vivió internada en Barcelona hasta que se enamoró y se casó con el Dr. Rafael Bufill Fors, un indiano nacido en La Habana y educado en Europa. Fue él quien emprendió el proyecto de construir en la finca de su esposa una mansión donde pasar temporadas con su familia.

Un trocito de Cuba en Barcelona

El Dr. Bufill escogió para la casa un singular estilo arquitectónico indiano colonial con trazos neoclásicos que revive la esencia de su Habana natal en Barcelona. Comenzó la construcción en 1928 para la Exposición Universal del 29 y la finalizó poco antes de 1935, año en que falleció el Dr. Bufill. El estallido de la Guerra Civil Española dispersó a los hijos del matrimonio fuera de nuestras fronteras.

El hijo pequeño, Enrique, conoció en Italia a Maria Rosa Soler, también hija de indianos. Sin embargo, el destino los separó para juntarlos de nuevo dos años después en Cuba, donde se casaron y vivieron varios años hasta que decidieron volver a Barcelona para formar una familia.

Un nuevo comienzo

En 1978, Rafael Bufill Soler, hijo de Enrique y Maria Rosa, se instaló en la finca iniciando años más tarde un largo proceso de rehabilitación de la mansión, al que se han incorporado sus hijos con la misma ilusión. 

El Castell de Ben Viure es mucho más que un espacio donde celebrar eventos, es un proyecto de vida que rinde tributo a nuestros antepasados y a la historia y patrimonio familiar que son a la vez parte del patrimonio cultural y arquitectónico de este país.